13 de Junio de 1917
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El 13 de Junio, los videntes no estaban solos, más de 50 pesonas hr abían comparecido al lugar.
La pequeña Jacinta no pudo guardar el secreto que los tres habían combinado, y se extendió la noticia de la aparición.
Esta vez, fue Lucía quien empezó a hablar:
– ¿Su merced para qué me quiere?
– Quiero que vengan aquí el día 13 del mes que viene, que reces el tercio todos los días, y que aprendas a leer. Después te diré lo que quiero.
Lúcia pidió a Nuestra Señora la curación de un enfermo.
– Si se convierte, se curará durante un año.
– Quería pedirle que nos llevara al cielo.
– Sí, a Jacinta y Francisco, los llevo pronto. Pero tú te quedas aquí algún tiempo. Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar. Él quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien la abrace, prometo la salvación; y estas almas serán queridas de Dios, como flores puestas por mí para adornar su trono.
– ¿Me quedaré aquí sola?
– No, hija. Y tú sufres mucho por eso? No te desanimes. Yo nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio, y el camino que te conducirá a Dios.
Nuestra Señora, como de la primera vez, se elevó con majestuosa serenidad y se fue distanciando, hacia el naciente.